La presente es la transcripción de una conversación que realicé con el percusionista Miguel Ángel Cuevas, amigo y cómplice de diversos proyectos multidisciplinarios con carácter escénico y performático. En aquella ocasión nos enfocamos en hablar sobre nuestro proyecto Intersectio*, con la intención clara de esclarecer el rumbo del mismo. Fue al norte del país, en la frontera y frente a un paisaje desértico que recorrimos la vida de este proyecto, sus aciertos, sus fugas, sus elementos y sus colaboraciones; pero sobre todo coincidimos en las necesidades y los detonantes que propiciaron un trabajo creativo entendido desde la colaboración y ya no desde la individualidad.
Shotgun, Live-cinema, 2012.
Miguel Ángel Cuevas: Creo que vale la pena empezar …
Gabriel Berber: ¿Por como se te ocurrió Intersectio?
M.A.C.: Si, por el principio.
G.B.: Eso tú me lo tienes que decir, yo no sé como fue el comienzo.
M.A.C.: Creo que nunca te platiqué como empezó Intersectio, ¿cierto?
G.B: Sólo recuerdo que fue una iniciativa paralela al proyecto de Jorge David de Ruido 13.
M.A.C.: Pero creo que primero fue Intersectio …
G.B.: Entonces, ¿de donde surge el nombre de Intersectio?
M.A.C.: Intersectio … [ silencio pensativo ] ¿ya estas grabando?
G.B.: sí
M.A.C: … va pues …
Intersectio originalmente pretendió ser el nombre de un evento que sería ejecutado por un trío de percusiones en el cual yo trabajé. Al comienzo de mi carrera varios compañeros y yo desarrollamos inquietudes similares sobre el tema de la interdisciplina, de esa forma es como surge este trío cuyo nombre fue Hemeneus, nombre que obviamente viene de la palabra hermenéutica y de Hermes. Se escogió este nombre porque teníamos una necesidad de comunicar, de hablar distintos lenguajes, de hacer conexiones, crear caminos que se juntarán con otros caminos, haciendo cruces e intersecciones.