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Comunicado del M-19 el día de la recuperación de la espada de Bolívar: “Bolívar, tu espada vuelve a la lucha".

Comunicado del M-19 el día de la recuperación de la espada de Bolívar:
“Bolívar, tu espada vuelve a la lucha”. 

"No envainaré jamás la espada mientras la libertad de mi pueblo no esté totalmente asegurada" (discurso pronunciado el 2 de enero de 1814), Simón Bolívar.

Y la libertad no esta asegurada. No existe. De México a la Tierra del Fuego, el obrero, el campesino, el trabajador, el estudiante, la mujer del pueblo, el indio...

Nosotros los latinoamericanos vivimos el hambre. Nos debatimos en la miseria. Nos desangramos en la injusticia. Sentimos nuestra cultura castrada, deformada, vendida.
Es que las cadenas españolas rotas por Bolívar, hoy son reemplazadas por el dólar gringo.

Y es que en el solio de Bolívar, cada cuatro años se han turnado los representantes de las oligarquías asesinas del pueblo colombiano.

Y es que esos explotadores, hablan de una patria soberana mientras la entregan al amo extranjero. Hablan de una patria justa mientras la riqueza de unos pocos privilegiados se amasa en la angustia de los trabajadores. Del campesino sin tierra. Del niño con hambre y sin escuela. Del desempleado y su miseria. De la mujer sometida. Del indio acosado como fiera. Del inconforme encarcelado. Del estudiante amordazado.

Por eso la lucha de Bolívar continua, Bolívar no ha muerto.

Su espada rompe las telarañas del museo y se lanza a los combates del presente. Pasa a nuestras manos, a las manos del pueblo en armas. Y apunta ahora contra los explotadores del pueblo. Contra los amos nacionales y extranjeros. Contra ellos, los que la encerraron en museos, enmoheciéndola. Los que deformaron la idea del
Libertador. Los que nos llamarán subversivos, apátridas, aventureros, bandoleros. Y es que para ellos este reencuentro de Bolívar con su pueblo es un ultraje, un crimen. Y es que para ellos su espada libertadora en nuestras manos es un peligro... 

Pero Bolívar no está con ellos - los opresores - sino con los oprimidos. Por eso su espada pasa a nuestras manos. A las manos del pueblo en armas. Y unida a las luchas de nuestros pueblos no descansará hasta lograr la segunda independencia, esta vez total y definitiva...

MOVIMIENTO 19 DE ABRIL 
Enero 17 de 1974



LA MALINCHE

EL MESTIZAJE

LA MALINCHE
Carlos Fuentes

Oh sal ya, hijo mío, sal, sal, sal entre mis piernas… Sal, hijo de la traición… sal, hijo de puta… sal, hijo de la chingada… adorado hijo mío, sal ya… cae sobre la tierra que ya no es mía ni de tu padre, sino tuya… sal, hijo de las dos sangres enemigas… sal, mi hijo, a recobrar tu tierra maldita, fundada sobre el crimen permanente y los sueños fugitivos… ve si puedes recuperar tu tierra y tus sueños, hijo mío, blanco y moreno; ve si puedes lavar toda la sangre de las pirámides y de las espadas y de las cruces manchadas que son como terribles y ávidos dedos de tu tierra… sal a tu tierra, hijo de la madrugada, sal lleno de rencor y miedo, sal lleno de burla y engaño y falsa sumisión… sal, mi hijo, sal a odiar a tu padre y a insultar a tu madre… Habla quedo, hijo mío, como conviene a un esclavo; inclínate, sirve, padece y ármate de un secreto-odio para el día de tu venganza; entonces, sal de la entraña de la tierra miserable y opulenta que heredaste, como ahora sales de mi vientre, y habla fuerte, pisa fuerte en el suelo de plata y polvo, canta, cabalga, hijo mío, en los corceles de tu padre; quema las casas de tu padre como él quemó las de tus abuelos, clava a tu padre contra los muros de México como él clavó a su dios contra la cruz, mata a tu padre con sus propias armas: mata, mata, mata, hijo de puta, para que no te vuelvan a matar a ti; hay demasiados hombres blancos en el mundo y todos quieren lo mismo: la sangre, el trabajo y el culo de los hombres oscurecidos por el sol; vendrá oleada tras oleada de hombres blancos a adueñarse de nuestra tierra; contra todos deberás luchar y tu lucha será triste porque pelearás contra una parte de tu propia sangre. Tu padre nunca te reconocerá, hijito prieto; nunca verá en ti a su hijo, sino a su esclavo; tú tendrás que hacerte reconocer en la orfandad sin más apoyo que las manos de espina de tu chingada madre. Emborráchate, hijo de la tristeza, fornica, canta, baila, vístete con los colores de la tierra, huerfanito hijo de tierra, para que la tierra resucite en el barro de tu cuerpo hambriento: haz de nuestra tierra una gran fiesta secreta, subterránea, invisible… una fiesta: no tendrás otra comunión en tu soledad, ni otra riqueza en tu miseria, ni otra voz en tu silencio, que la comunión, la riqueza y las voces de la muerte y el sueño, de la insurrección y el amor; sueño, amor, insurrección y muerte serán todo lo mismo para ti; te rebelarás para amar y amarás para soñar y soñarás para morir. Te será muy fácil morir; un poco menos fácil, soñar; difícil, rebelarte; dificilísimo, amar. Defiéndete, hijito mío; embárrate bien de tierra el cuerpo, hasta que la tierra sea tu máscara y los señores no puedan distinguir, detrás de ella, ni tus sueños, ni tu amor, ni tu rebelión, ni tu muerte; cúbrete de polvo, mi hijo, para que aún muerto parezca que sigues vivo y te teman, pícaro, ratero, borracho, estucador, rebelde armado de cohetes y navajas y aullidos y colores, amenazante hasta en tu sometimiento terco y mudo. Sabrás esperar, esperar como nuestros ancestros esperaron la llegada de la serpiente con plumas, el dios que huyó espantado de su propio rostro para que tu propio rostro espantable, hijo mío, apareciera un día con los rasgos de la niebla y el jade, con la máscara del polvo y del llanto; algún día, hijo mío, tu espera será recompensada y el dios del bien y la felicidad reaparecerá detrás de una iglesia o de una pirámide en el espejismo de la vasta meseta mexicana; pero sólo regresará si desde ahora te preparas para reencarnarlo tú, tú mismo, mi hijito de la chingada; tú deberás ser la serpiente emplumada, la tierra con alas, el ave de barro, el cabrón y encabronado hijo de México y España: tú eres mi única herencia, la herencia de Malintzin, de Marina, la puta, de Malinche, la madre…

Todos los gatos son pardos.

1970


SI LOS TRABAJADORES NO PONEN EL REMEDIO, LOS DIPUTADOS SEGUIRÁN DESPILFARRANDO SEIS MILLONES DE PESOS AL AÑO EN AUTOMÓVILES, EN GASOLINA, EN COÑAC, EN PROSTITUTAS Y EN TIROS DISPARADOS AL AIRE.*

SI LOS TRABAJADORES NO PONEN EL REMEDIO, LOS DIPUTADOS SEGUIRÁN DESPILFARRANDO SEIS MILLONES DE PESOS AL AÑO EN AUTOMÓVILES, EN GASOLINA, EN COÑAC, EN PROSTITUTAS Y EN TIROS DISPARADOS AL AIRE.*

David Alfaro Siqueiros


Si los hombres trabajadores de México quieren recibir de sus representantes en el Congreso de la Unión ventajas evidentes para sus pueblos y regiones (hasta donde pueda ser orgánicamente posible dentro del orden burgués actual, que transforma o interpreta a su modo y provecho las mejores leyes y envenena la conciencia de los hombres más inmaculados), deben tener cuidado al elegirlos, ya que hoy por hoy es entre ellos donde se encuentra el mayor número de ladrones del fisco, de inútiles escandalosos y de sordomudos por incapacidad. Si los trabajadores de México no quieren seguir viendo que sus anhelos de mejoramiento se los lleva el aire, ni que los seis millones y medio de pesos anuales que sudan para que el estado mantenga el Poder Legislativo, se sigan despilfarrando en automóviles, en gasolina, en coñac, en prostitutas y en tiros disparados al aire, no deben por ningún motivo dar su voto por nadie que no sea exacta y precisamente un trabajador, y un trabajador identificado profundamente con su región, desoyendo las peroratas teatrales de esa turba de pseudo-intelectuales que socarronamente se han incrustado dentro de las organizaciones obreras y en los partidos políticos militantes, y a los que nosotros señalamos ante el proletariado de México como a verdaderos espías de la burguesía.

Con excepción de la época porfiriana cuya dictadura exigió, naturalmente, diputados burriciegos, exentos de toda agresividad, en los 103 años que México tiene de vida independiente, los "padres de la patria" han sido, en un 90% reclutados por los partidos políticos de todos los colores entre los bravucones de plazuela, en las cantinas, entre los jugadores de dominó y de billar, o bien entre los "ratitos" semi-intelectuales, parlanchines y vividores de los pueblos. Un 5% entre los intelectuales consagrados (particularmente poetas latinoamericanistas tan ramplones como inútiles, y abogados eminentes, populares como cupletistas, defensores de causas cine-melodramáticas), por mención honorífica y para gloria de sus pueblos natales; y el 5% restante, hombres de buenas intenciones, pero que hundidos fatalmente por el medio ambiente permanecieron y permanecen todo su periodo con los ojos y las orejas llenos de lodo. Durante más de un siglo han sido precisamente los parásitos más innobles de la sociedad burguesa, los encargados de defender los intereses del pueblo en las cámaras de diputados: los "hijos descarriados"  de los ricachones, los hijos consentidos y envilecidos de los pequeños burgueses, los bohemios y los estudiantes "destripados"; en una palabra, los vagos de profesión de las ciudades materiales y espirituales de los mismos, y que no conocen de ellos, profundamente, más que los barrios de parranda crapulosa. ¡Y es en tales hombres, la materia más modulable para los planes de los ricos, en los que hace un siglo el pueblo deposita esperanzas de redención!

En México siempre se han regalado curules por compadrazgo, como premio a crímeness políticos o bien para "quitarse el alacrán del seno". Las credenciales de diputados (como todas las que debieran ser en los gobiernos democráticos de elección popular) se arreglan en comandita, al calor de las cantinas y de los comelitones. En la época de dominación de Porfirio Díaz, las curules se regalaban en forma de jubilaciones perpetuas y con el mayor descaro, sin que tal hecho asombrara a nadie; hoy entrañan arreglos turbios que esconden verdaderas confabulaciones para robar el erario; y nuestros ya nombrados y audaces espadachines se disputan a sangre y fuego los mil pesos mensuales, que significan y que son motivos de odios y crímenes (si se pudiera hacer una estadística de los asesinatos cometidos por tales causas, su número sería espantoso), y a tales proezas se debe que los que llegan a conquistar curules con tanto heroísmo y bravura se sientan dueños de ellas por toda la vida, fundándose en la ley de sus pistolas con coñac.

Todas las organizaciones obreras y campesinas de la república deben trabajar unánimemente, y particularmente en sus propios distritos, sin descanso y sobre todos los obstáculos, para que la próxima legislatura quede constituida por hombres de trabajo, genuinos representantes del proletariado de México, expulsando para siempre de la cámara popular a los zánganos que sin clase ni oficio constituyen una "profesión" numerosa y excepcional: el político de oficio, hijo adoptivo de los ricos.

Los obreros y campesinos deben abrir los ojos para no dejarse engañar por los falsos "hijos pródigos" de sus pueblos, que lo único que quieren al volver a ellos, y por lo único que ellos se han acordado, es poder pescar los mil pesos mensuales y poder continuar holgadamente su vida de zánganos. Deben desconfiar de los líderes arribistas, fifís próximo-pasados que con un cúmulo enorme de intelectualidad retórica alegan tener profunda solidaridad con el proletariado, y que en realidad no son sino espías evidentes de la burguesía, o bien simples audaces ansiosos de medro personal.

Pasando sobre la estupidez de la ley que establece la posibilidad de ser diputado con el único requisito de seis meses de vecindad (ley que protege y ampara lógicamente las malas intenciones de los oportunistas y los planes de los vividores), los trabajadores organizados de toda la república deben en cada uno de sus distritos seleccionar rigurosamente, y elegir por votación entre sus compañeros de trabajo (trabajadores legítimos, no burgueses solidarios de los trabajadores), a los más inteligentes, a los más conocedores del trabajo y de las industrias locales, a los experimentados en las necesidades técnicas de la región que no hayan emigrado, sino que  allí hayan vivido cuando menos cinco años antes de la elección, para que puedan estar moral y materialmente unidos a la tierra y a los trabajadores que van a representar.

Los trabajadores organizados deben formar e imponer enérgicamente al partido político a que pertenezcan, planillas de representantes genuinos de su región, y rechazar por la fuerza, si es preciso, la imposición por parte de esos mismos partidos de candidatos extraños.

Es ya tiempo de que los campesinos y obreros de México comprendamos que para conseguir el fin que perseguimos, el derrumbamiento del capital, la lucha política del proletariado en masa, tiene importancia fundamental. Como medida inteligente de táctica debemos valernos y aprovechar, atrapando por aplastante mayoría numérica y por sorpresa audaz, las ventajas democráticas que hace años simula y proclama prestarnos la burguesía, aunque en realidad lo que hace es capoteárnoslas y darnos atole con el dedo. Imitemos  el ejemplo del proletariado europeo que últimamente ha obtenido victorias definitivas, tan sorprendentes como las de Inglaterra, Francia y Alemania.




*Publicado en El Machete, núm. 6, primera quincena de junio, 1924. 



EL ARTE DE PELEAR*

EL ARTE DE PELEAR*
Jose Martí

Se pelea cuando se dice la verdad. Se pelea cuando se fuerza al enemigo, por el miedo del poder que ve venirse encima, a los extremos y desembolsos que han de precipitar la acción que deseamos. Se pelea cuando se organizan las fuerzas para la victoria. Se pelea cuando se demora el pelear hasta que los ejércitos estén en condición de aspirar a vencer. Se pelea cuando se atrae los ánimos hostiles por la demostración de la unidad donde sospechan el desorden, de la cordura donde sospechan la impaciencia, de la cordialidad donde sospechan la enemistad, de la virtud donde se propalaba que no había mas que vicio y crimen. Se pelea, sobre todo, cuando los que han estado limpiando las armas y aprendiendo el paso en los ejércitos parciales e invisibles, en organizaciones aisladas y calladas, se ponen, a la vez, en pie, con un solo ánimo y un solo fin, cada uno con su estandarte y con su emblema, y todos, a la luz en marcha que se sienta y que se vea, detrás de la bandera de la patria.

Se pierde una batalla con cada día que pasa en la inacción. Se pierde una batalla cuando no se guía inmediatamente al ataque la fe que cuesta tanto levantar. Se pierde una batalla cuando los ejércitos, a la hora de concentrarse, se entretienen en el camino, y llegan tarde, y con las fuerzas desmayadas, al punto de concentración. Se pierde una batalla cuando en el momento que exige mano rápida y grandiosa en los jefes, y mucho brazo y mucho corazón para la arremetida, tarda en vérsele a los jefes la mano rápida, y se da tiempo a que se desordenen los corazones. Se pierde una batalla cuando, a la hora del genio, y de la centella, se monta a caballo en el taburete de cuero y se abre la ocasión al enemigo.



* Patria, 19 de marzo de 1892.
"La palabra “esperanza” está borrada en mi vocabulario. Por lo tanto continúo luchando por verdades parciales, momento a momento, hora a hora, mes a mes, pero no me propongo programas de larga duración, porque no creo más."

Pier Paolo Pasolini


INSTRUCCIONES PARA CAMBIAR EL MUNDO











INSTRUCCIONES PARA CAMBIAR EL MUNDO



I
Constrúyase un cielo más bien cóncavo. Píntese de verde o de café, colores terrestres y
hermosos. Salpíquese de nubes a discreción .
Cuelgue con cuidado una luna llena en occidente, digamos a tres cuartas sobre el
horizonte respectivo. Sobre oriente inicie, lentamente, el ascenso de un sol brillante y
poderoso. Reúna hombres y mujeres, hábleles despacio y con cariño, ellos empezarán a
andar por sí solos. Contemple con amor el mar. Descanse el séptimo día. II Reúna los
silencios necesarios. Fórjelos con sol y mar y lluvia y polvo y noche. Con paciencia
vaya afilando uno de sus extremos. Elija un traje marrón y un pañuelo rojo. Espere el
amanecer y, con la lluvia por irse, marche a la gran ciudad. Al verlo, los tiranos huirán
aterrorizados, atropellándose unos a otros. Pero... ¡no se detenga!... la lucha apenas se
inicia.
LAS DEFINICIONES
El Mar: Es ancho y húmedo, salado. Se mira siempre de frente y con entereza. Al final
uno sale limpio e invencible. Amar sigue siendo difícil... andar también. En el mar hay
muchas cosas, pero sobre todo hay agua, agua, siempre agua. Recuerde: no hay sed que
se la beba...
El poeta: Sus primeros poemas son siempre maldiciones (los que siguen también). Se
enamora seguido y cae con la misma frecuencia. Se levanta despacio sobre papel y tinta.
Por reír mejor llora. Está en peligro de extinción.
El viento: El verdadero capitán del mundo. Dirigiendo polvo y caminos se divierte con
nosotros y, dicen, no lo pasa tan mal.

Instrucciones para olvidar y recordar
Sáquese despacio ese amor que le duele al respirar. Sacúdalo un poco para que
despierte. Lávelo con cuidado, que no quede ni una sola impureza. Limpio y oloroso
proceda a doblarlo tantas veces como sea necesario para tener el tamaño de la uña del
dedo gordo del pie derecho. Espere el paso de una hormiga, ser noble y generoso, y
pásele la pesada carga. Ella lo llevará a guardar en alguna profunda caverna. Hecho
esto, vaya y rellene, por enésima vez, la pipa de tabaco frente al mar de oriente. El
olvido llegará conforme se termine el tabaco y el mar se acerque a usted. Si quiere
recuperar ese amor que ahora olvida, basta escribir una larga carta hablando de viajes
desconocidos, hidras, molinos de viento, oficinas y otros monstruos igualmente
terribles. A vuelta de correo tendrá su amor tal y como lo envió, acaso con un poco de
polvo y sueño en la cubierta...

Instrucciones para seguir adelante
Frente a un espejo cualquiera, dése cuenta de que uno no es lo mejor de sí mismo. Pero
siempre se puede salvar algo: una uña por ejemplo...

INSTRUCCIONES PARA MI MUERTE
Los que ahora dicen -¡Qué malo es!-, dirán entonces -¡Qué bueno era!-. Y yo me iré
sonriendo, burlándome siempre de ellos, es decir, de mí.

INSTRUCCIONES PARA ENAMORARSE
Elija una mujer cualquiera. Ponga cuidado en alguna parte de su cuerpo (de ella) y
empiece a amarla. Aumente poco a poco su amor hasta completarla. Hecho esto,
desenamórese rápidamente, ya que el amor provoca adicción.

INSTRUCCIONES PARA NO LLORAR
"Que mientras quede un hombre muerto, nadie se quede vivo. Pongámonos todos a
morir, aunque sea despacito, hasta que se repare esa injusticia." (Roberto Fernández
Retamar).
Sobre su muerte nos fuimos levantando. Fueron primero cinco nombres cayendo uno a
uno, y juntos, en nuestra memoria. Luego vinieron a sumar su sangre otros nombres. Ya
nos desgajábamos cerro abajo y la sangre junta justa de otros más, nos devolvieron
arriba. Más, en tiempos distintos, con celo juntaron toda esa sangre en la suya propia
para que no se perdiera río abajo. Seguimos caminando sin mirar muy lejos y algunos
más destaparon el cofre de laca para reabrir nuestra memoria, y nos obligaron a levantar
la vista con su sangre. Siempre sobre su muerte nos fuimos levantando. Y así cada uno
va poniendo su cuota de sangre para que otros se vayan levantando, hasta que todos de
pie pongamos un nuevo sol sobre una tierra nueva.

INSTRUCCIONES PARA HACER UNA CANCIÓN
Inicialmente no es forzoso saber las notas, las rimas y ritmos. Basta con empezar a
tararear alguna vieja tonada que recuerde. Repítala hasta que nada tenga que ver con la
original. La letra es lo de menos, porque poemas sobran. Pero, por las dudas, cuide que
nadie lo escuche... críticos también sobran...

INSTRUCCIONES PARA TENERSE LASTIMA
Pobrecitos de nosotros, tan pequeños y con toda la revolución por hacer.

INSTRUCCIONES PARA TENER ÉXITO
I
Decida escribir un libro.
Junte varios recuerdos (mínimo 16).
Escriba un largo prólogo y, en las pocas páginas que queden, amontone los recuerdos.
El índice no es necesario.
Después cruce a nado el Atlántico y conquiste Europa.
El libro se venderá como pan caliente.

INSTRUCCIONES PARA DESPEDIRSE
No mire hacia atrás.
Suele bastar con eso...

INSTRUCCIONES PARA MEDIR EL SILENCIO
Basta con los suspiros. Pero no los cuente, el resultado suele ser desalentador.

INSTRUCCIONES PARA LAS LÁGRIMAS
Forme un cuenco con las manos, deposite las lágrimas una a una. Lleno el cuenco,
vacíelo en un paraje extraño y forme tantos mares como sea necesario. Bautice los
mares con nombres apocalípticos y hermosos. Evite las obviedades como "Mar
Amargo" y "Mar de las Penas y los Gozos". "Mar Árbol", "Mar Sol", "Mar Sombrero" y
nombres parecidos son los más indicados.

INSTRUCCIONES PARA MEDIR LOS AMORES
Encienda la pipa y siga caminando. Recoja, con cuidado, algunos de los besos más
olvidados, algunos mechones de cabello, 2 ó 3 miradas, uno que otro recuerdo de pieles
blancas y morenas, un poema roto y una suela de zapato (ésta última para darle
consistencia al brebaje). Revuelva todo y sazone a discreción. Divida el resultado entre
2 tantas veces como sea necesario, hasta que no quede nada. cómodo que se puede estar
sentado en el lodo, no obstante mosquitos, moscos y moscardones. Decidido ya a
levantarse, que siempre es lo más difícil, procede esa complicada operación que consiste
en apoyarse en manos y rodillas de donde fuere y tratar de poner el pesado caparazón
sobre la espalda (tan sencillo, y pesado, que es llevar la casa a cuestas: apenas un
plástico y una hamaca. Pero la mochila se obstina en llevar otras cosas absurdas:
algunos libros de poemas, un poco de ropa, un calcetín sin su par, la medicina para el
mundo, comida, una húmeda cobija...

INSTRUCCIONES PARA CAER Y LEVANTARSE
Siga caminando, cuando se dé cuenta ya estará de nalgas en el suelo, en esa posición
incómoda que tienen los muñecos para estar nomás. Acto seguido procede una larga y
obstinada reflexión sobre la conveniencia de quedarse ahí en el suelo. Pero ya se alejan
los compañeros y la picada está lejos de parecer un claro camino, claro. Tampoco es
cuestión de quedarse ahí toda la vida, con el lodo llenándome el alma y la mochila, así
que llega el momento de levantarse, situación difícil e impredecible en sus resultados.
Tal vez es mejor seguir en el suelo y arrastrarse poco a poco, pero, además de ser poco
estético, es impracticable (creánme, lo he probado), siempre habrá alguna raíz oculta o
una espina que nos retenga, y entonces nueva reflexión sobre lo conjunto de la carga
pesa toneladas (sobre todo después de las primeras horas de caminata) y tiende a
atorarse cada que le viene en gana, es decir, casi siempre). Ya tortuga boca abajo sigue
poner un pie y alzarse sobre el otro, con la consiguiente protesta de las rodillas, el
horizonte entonces se ensancha y siempre será ajeno. Con la mirada en el suelo se
reemprende la marcha hasta la nueva caída, que será apenas unos pasos adelante. Y la
historia se repite..."

INSTRUCCIONES PARA MEDIR DESAMORES
Basta el rencor y, finalmente, no vale la pena.

INSTRUCCIONES PARA MEDIR LA VIDA
Se toma cordel a discreción y se empieza a meter en el bolsillo derecho del pantalón
hasta que ocurra una de dos cosas:
A) Que el bolsillo de llene de cordel.
B) Que se canse uno de estar metiendo el cordel en el bolsillo. Cuando ha ocurrido una
de las dos cosas arriba señaladas, o las dos, espere una tarde lluviosa. Justo cuando la
lluvia empiece a titubear en caer o no sobre la tierra, saque el cordel y arrójelo hacia
arriba, lo más alto posible, con un elegante ademán de mago y, simultáneamente,
murmure las siguientes palabras: "Veo, mido, existo, la vida". Si se han seguido las
instrucciones al pie de la letra, el cordel permanecerá en el aire, suspendido por unos
instantes, antes de volver a tierra en un manojo de hilos. Ahí tiene usted la medida de un
pedazo de vida. Si, no obstante haber seguido las instrucciones, el cordel no responde
como arriba indicamos, no se preocupe y pruebe con otro cordel. Sucede que hay
cordeles que se niegan, con desconcertante obstinación, a medir la vida de nadie
(bastantes problemas tienen con amarrar botas, zapatos y otras cosas absurdas, dicen).

Selva Lacandona, Chiapas, México. 1984-1989.


EL CARACTER DESTRUCTIVO


EL CARACTER DESTRUCTIVO
Walter Benjamin


Puede ocurrirle a alguno que, al contemplar su vida
retrospectivamente, reconozca que casi todos los vínculos
fuertes que ha padecido en ella tienen su origen en hombres
sobre cuyo «carácter destructivo» está todo el mundo
de acuerdo. Un día, quizás por azar, tropezará con
este hecho, y cuanto más violento sea el choque que le
cause, mayores serán las probabilidades de que se represente
el carácter destructivo.

El carácter destructivo sólo conoce una consigna: hacer
sitio; sólo una actividad: despejar. Su necesidad de
aire fresco y espacio libre es más fuerte que todo odio.
El carácter destructivo es joven y alegre. Porque destruir
rejuvenece, ya que aparta del camino las huellas
de nuestra edad; y alegra, puesto que para el que destruye
dar de lado significa una reducción perfecta, una erradicación
incluso de la situación en que se encuentra. A
esta imagen apolínea del destructivo nos lleva por de
pronto el atisbo de lo muchísimo que se simplifica el
mundo si se comprueba hasta qué punto merece la pena
su destrucción. Este es el gran vínculo que enlaza unánimemente
todo lo que existe. Es un panorama que depara
al carácter destructivo un espectáculo de la más honda
armonía.

El carácter destructivo trabaja siempre fresco. Es la
naturaleza la que, al menos indirectamente, le prescribe
el ritmo: porque tiene que tomarle la delantera. De lo
contrario será ella la que emprenda la destrucción.
Al carácter destructivo no le ronda ninguna imagen.
Tiene pocas necesidades y la mínima sería saber qué es
lo que va a ocupar el lugar de lo destruido. Por de pronto,
por lo menos por un instante, el espacio vacío, el sitio
donde estuvo la cosa que ha vivido el sacrificio. Enseguida
habrá alguien que lo necesite sin ocuparlo.

El carácter destructivo hace su trabajo y sólo evita el
creador. Así como el que crea, busca para sí la soledad,
tiene que rodearse constantemente el que destruye de
gentes que atestigüen su eficiencia.

El carácter destructivo es una señal. Así como un punto
trigonométrico está expuesto por todos lados al viento,
él está por todos lados expuesto a las habladurías. No
tiene sentido protegerle en contra.

El carácter destructivo no está interesado en absoluto
en que se le entienda. Considera superficiales los empeños
en esa dirección. En nada puede dañarle ser malentendido.
Al contrario, lo provoca, igual que lo provocaron los
oráculos, instituciones destructivas del Estado. El más
pequeño burgués de todos los fenómenos, el cotilleo, tiene
lugar sólo porque las gentes no quieren ser malentendidas.
El carácter destructivo deja que se le entienda mal;
no favorece el cotilleo.

El carácter destructivo es el enemigo del hombreestuche.
El hombre-estuche busca su comodidad y la médula
de ésta es la envoltura. El interior del estuche es la
huella que aquél ha impreso en el mundo envuelta en
terciopelo. El carácter destructivo borra incluso las huellas
de la destrucción.

El carácter destructivo milita en el frente de los tradicionalistas.
Algunos transmiten las cosas en tanto que
las hacen intocables y las conservan; otros las situaciones
en tanto que las hacen manejables y las liquidan. A estos
se les llama destructivos.

El carácter destructivo tiene la consciencia del hombre
histórico, cuyo sentimiento fundamental es una des-
confianza invencible respecto del curso de las cosas (y la
prontitud con que siempre toma nota de que todo puede
irse a pique). De ahí que el carácter destructivo sea la
confianza misma.

El carácter destructivo no ve nada duradero. Pero por
eso mismo ve caminos por todas partes. Donde otros tropiezan
con muros o con montañas, él ve también un camino.
Y como lo ve por todas partes, por eso tiene siempre
algo que dejar en la cuneta. Y no siempre con áspera
violencia, a veces con violencia refinada. Como por todas
partes ve caminos, está siempre en la encrucijada. En
ningún instante es capaz de saber lo que traerá consigo
el próximo. Hace escombros de lo existente, y no por los
escombros mismos, sino por el camino que pasa a través
de ellos.

El carácter destructivo no vive del sentimiento de que
la vida es valiosa, sino del sentimiento de que el suicidio
no merece la pena.