HMÄMHAI

HMÄMHAI

Gabriel Berber
2014



HMÄMHAI


En la comunidad Otomí-tepehua de la zona nororiental del estado de Hidalgo cada 3 de Mayo se celebra la ceremonia de la Santa Cruz o mejor conocida como la ceremonia del Cerro Brujo. Ésta a pesar de tener en sus elementos un claro sincretismo religioso acaecido de la colonialidad y evangelización posterior al siglo XVI, tiene mayormente propiedades estéticas y mitológicas precoloniales. Tal particularidad ha hecho que éste sea, para muchos, un ritual el cual estudiar y preservar.
 

En mayo del 2010 tuve la oportunidad de presenciar esta ceremonia por primera vez gracias a la invitación que me realizo el historiador hidalguénse Diego Aparicio para participar en la realización de un documental antropológico sobre este ritual. Desde entonces año con año he frecuentado esta localidad, presenciando algunas de sus festividades religiosas más importantes y representativas. La inmensa gama de riquezas culturales y estéticas que se pueden encontrar en la cultura Otomí me cautivaron enormemente llevándome a generar un gran interés por su historia y sus manifestaciones estéticas como la música, la danza y las consideradas artesanias.   

A lo largo de cuatro años de visitar y presenciar diversos eventos he ido recopilando una gran cantidad de material fotográfico, videográfico y sonoro, todo con el empeño de implementarlo como material de trabajo para realizar algunos ensayos audiovisuales. El trabajo más reciente y con el cual culmino mi carrera en Artes visuales es precisamente un video-ensayo que aborda cuestiones mitológicas y religiosas del pueblo de Tenango de Doria. 

Siendo la conmemoración más rica en elementos, los cuales afirman la identidad indígena del pueblo Otomi, la festividad de la Santa Cruz es ante todo un ritual de fertilidad y de preservación. Como muchos grupos civilizatorios, los Otomíes de la sierra oriental comparten una forma de percibir el mundo y su origen. El tipo de relaciones que establecen con su entorno y los ritos que deben realizar para mantenerlo en orden. De ahí que la continuidad ininterrumpida de esta ceremonia sea un eje fundamental para la preservación de la vida como hombres y como pueblo originario.

Transcurrida la vigilia, la ceremonia del Cerro Brujo tiene una duración de tres noches y dos días. En tal periodo se pueden identificar dos ubicaciones fundamentales donde se efectúan los eventos primordiales de este ritual, el primero es el oratorio o hmämhai y el segundo es el cerro Brujo. Ambos espacios tienen una importancia simbólica y religiosa la cual hace que sólo se permita su accesibilidad y tránsito en tiempo ritual y con la venia de los brujos o curanderos del pueblo. Asimismo se pueden identificar varias fases representativas del ritual en ambos espacios, éstas tienen en su adentro una diversidad de componentes simbólicos ambivalentes en constante vínculo dinámico con el paisaje y sus elementos naturales que lo componen. 

HMÄMHAI, que en lengua hñañhu significa "terremoto", es un video que centra su atención a tres de las fases de la ceremonia del cerro Brujo. La primera es la fase de acceso y camino hacia el oratorio, la segunda fase es dentro del mismo y la tercera fase es el sacrificio o pagamento que se hace al cerro como tributo para asegurar la fertilidad y abundancia en tiempo de siembra y cosecha. 

Este video relata una parte del mito que envuelve a este ritual y su relación con los elementos naturales del paisaje los cuales, a su vez, llegan a ser sujetos partícipes del mismo evento. Tal relación, casi a manera de diálogo, la encuentro principalmente en los elementos sonoros del espacio los cuales confronto y comparo con el relato del mito, el cual se construye y actualiza permanentemente desde frentes específicos como el literario y el de la oralidad. Dos formas de crear sentido al mito y por ende al mundo. 

La intensificación de los elementos sonoros en estas fases del ritual se deben en gran medida a que acontecen principalmente en la obscuridad total de noche. Pues es en la nocturnidad donde los ancestros hablan en voz de los elementos naturales del cerro para remitir las señales de su presencia y acción en este mundo.

La imagen, como ambivalencia de esta obscuridad vigorosa, me sirve como dispositivo de rememoración y conexión de las diversas temporalidades vinculadas con un todo mitológico que sustenta el entarimado de la acción del hombre en el mundo. Esta implementación de la imagen se ve al momento de remontarme al tiempo de Carnaval y traer a colisión la figura, también ambivalente, del Diablo, entidad poliforma siempre presente en este ritual de fertilidad y vida. 
      

Con una duración de 40 minutos, HMÄMHAI es un video que, a manera de ensayo, urde elementos documentales e interpretaciones personales de las experiencias vividas dentro de este evento ritual para conformar un texto-imagen en movimiento que de cuenta de un evento tradicional que ha sobrevivido a lo largo de los siglos y es esencia de la identidad cultural del pueblo Otomí-tepehua de nuestro país.    

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